domingo, 2 de septiembre de 2007

EL MAGICO MUNDO DE LOS NIÑOS


Aclaro, desde este momento, que no tengo hijos. Es posible que mi visión hacia ellos sea algo Freudiana pero no me quita la razón. Siempre me referiré a la cultura francesa como la cuna de la razón de la mesa bien servida. No me interesa, salvo por ciertos hallazgos interesantes, la cocina tecnológica a ultranza. Esa que mientan molecular - y de precios atómicos- que muchos creen la mas acertada. Aclarado esto enfilo mi artillería: Freud, el padre de la ciencia, siempre dijo: "Perversos polimorfos, pre-genitales y sin una integración que recién generaran en la pubertad/adolescencia.....", cada ves q se refería esos simpáticos suspiritos. Los padres de niños insoportables por lo general tienen un nivel de tolerancia mayor a quien no los tiene -ni los hijos ni la tolerancia- y pretenden llevarlos restaurantes a pesar de que no hay sillas para niños ni las habrá jamás. Considero que es la manera mas elegante de decir "llévate a tu hijo de aquí, cocínale tú en tú casa o entrégalo a los Arcos dorados. Queremos estar tranquilos" es no tener sillas para niños ni pollito con papitas ni música para niños ni nada para niños. Aun así sus padres insisten en las medias raciones -con medias razones- a pesar de la intensión tatuada en la cara del maitre, capitán, dueños, mesoneros, ayudantes de mesonero, cajero, anfitrión y otras personas que dejaron sus niños en casa para comer tranquilos. Hablo de los niños sin educación o ineducados que apenas están empezando a desarrollar como se capta esta. Es cuestión de tiempo pero mientras esto no suceda su hijo no tiene una educación conciente pero sí un condicionamiento, que sería algo así como una Pre-educación. No es su culpa pero igual no está aún educado. En mis pocos viajes a la ciudad luz, en algunos de los restaurantes que visité, con o sin estrellas, nunca vi niños y ahí era donde comía mejor. Sí vi perros (desagradables pero no malolientes). Era algo normal. Existía un código no se a nivel de que. Y que se sentía como un "niños no, perros sí". Claro era un “tema Pablov” -recompensa y castigo-. El perro sabe que hacer para no recibir un castigo y que hacer para su recompensa. El niño sabe que por mas que haga lo que le da la gana, siempre contará con su mejor arma: la manipulación a manera de misiles (hijo-madre y/o madre-hijo) pero sus posibles compañeros desconocidos no conocen su desviada relación y conducta, a nivel de malacrianza, con su madre y darse cuenta en mitad de un churrasco no es una experiencia muy agradable. Vi muchos perros educados echados a los pies de sus amos en algunos de los restaurantes de la Av. De la grande armeé y Av. De thernes ( L´anphiclès, Balon de Thernes cerca de Port Maillot ) -una de las puerta de la cuidad-17 ème arrondissement . Los niños que vi, cuando los vi- eran nortemaericamos y casi siempre en los "arcos dorados" degustando una maravillosa cajita infeliz.

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